sábado, 17 de mayo de 2008

Apagar el celular como protesta



Fuente El Espectador.com



El Cascabel
Por: Lola Salcedo Castañeda

EXISTE DEMOCRACIA CUANDO UNA comunidad actúa unida en defensa de sus intereses y enfrenta con acciones legales posibles a aquellos cuyo proceder resulta lesivo para todos. Y para esta práctica, hasta hace poco tan inusual entre los colombianos, internet ha resultado el único instrumento capaz de congregarnos en forma efectiva alrededor de nuestros propios intereses. Las marchas ciudadanas de febrero y marzo pasados fueron una excelente muestra de la efectividad de la convocatoria ciudadana a través de esta herramienta (sin desconocer el impulso mediático para la primera y la escasez para la segunda). En cuanto a los objetivos, darle un ¡Basta ya! a las Farc y a los paramilitares, parecería que no fueron alcanzados, puesto que unos y otros han continuado su accionar.

El aparente fracaso de estas marchas no las descalifica como medio —y muy importante— para el ejercicio democrático de los ciudadanos de un país cuya institucionalidad hace agua por varios lados y donde sólo la palabra del Presidente de la República parece contar. No de otra forma se entiende ese 84% de complacencia y apoyo que las encuestas le endilgan a Uribe, que habla tanto de la necesidad de creer en la máxima autoridad para sentir que el país no se desmorona, como del poder mediático y el descuido individual en el seguimiento de la información, porque dos más dos siempre fueron cuatro, aunque la mayoría colombiana prefiera hoy que dé tres. Y ni hablar de la memoria colectiva: no existe. Tan pronto los noticieros pasan al entretenimiento, sólo cuenta el largo de las piernas de la presentadora o lo profundo de su escote.

Sin embargo, este mismo colombiano, cuando lo individualizamos con algo que le toque su bolsillo, entonces vibra y recupera la memoria. Y eso precisamente es lo que intenta una convocatoria que circula en internet proponiendo que el sábado 24 y el domingo 25 de mayo todos apaguemos el celular, para hacer un paro de 48 horas que lleve a los operadores de la telefonía móvil un mensaje contundente: las tarifas son muy altas, los equipos costosos y un categórico ‘No’ al cobro de las llamadas perdidas por valor superior a una llamada de un minuto. Y vale la pena intentarlo.

Es oportuno recordar que así como la población con suscripción a internet no pasa de 600.000 en Colombia, por el contrario el servicio de telefonía móvil cuenta por millones sus usuarios, entre otras cosas porque llegó para llenar el vacío del Estado en el cumplimiento de su misión de proporcionar servicio telefónico en campos y ciudades y, por tanto, se trata de un servicio público que usa una mayoría de escasísimos recursos. Y es en defensa de ellos, que ya sufren los estragos de las tarjetas prepago que se consumen casi solas, que debemos apagar los celulares el 24 y el 25 de mayo para alcanzar el propósito buscado: mejor servicio, reducción del costo del minuto y que no sean cobradas las llamadas perdidas, siempre y cuando el usuario cancele la llamada apenas la voz impersonal comience la advertencia “su llamada será cobrada a partir de este momento”.

Esta acción ciudadana, democratizadora de un servicio público delegado a la empresa privada, debería llegar a feliz término, porque no cuesta esfuerzo, nos permitirá descansar a gusto el fin de semana y defender a la población más sufrida, porque no es equitativo el cobro. De manera que apague su celular el sábado 24 y el domingo 25: es una obligación de solidaridad.

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